Por: Isabella Casanova Bastidas
Primero comenzaré describiendo lo que es el intercambio estudiantil, es en sí mismo un cúmulo de nuevas experiencias, e implica un doble intercambio: estudiante y cultura. El hecho de vivir temporalmente en otro país enriquece a la persona, la involucra con una nueva cultura.
En consecuencia, la experiencia forma parte de un aprendizaje que va más allá del intercambio educativo o profesional; que se relaciona con las costumbres y la cotidianidad de un país casi totalmente desconocido. Es un nuevo comienzo, que construye lazos entre empresarios estadounidenses y empresarios de todo el mundo.
Hice dos intercambios, el primero fue en Nueva York, donde trabajé como cajera en el parque de diversiones Luna Park en Coney Island durante el verano de 2019. Elegí este lugar porque tenía la oportunidad de visitar Nueva York con frecuencia y ver la cantidad de vida cultural que ofrece esta ciudad. Por ejemplo, durante un recorrido por Time Square es posible escuchar la variedad de idiomas y ver moda por todas partes.
Desde mi primer día la experiencia cambió mi vida. Anteriormente era una persona tímida que aunque sabía inglés no podía hablarlo y trabajando como cajera estaba a cargo de interactuar con los clientes, así que me esforzaba por ser más confiada y habladora. No puedo negar que la primera semana fue un poco difícil mientras aprendía el nuevo vocabulario, pero a partir de la segunda mi inglés empezó a fluir como nunca y también me di cuenta de que soy muy buena con las palabras.
Estoy segura que logré que mucha gente comprara comida en ese lugar, además los jefes eran muy amables y siempre me ayudaban. En mi tiempo libre exploraba Nueva York con mis amigos y me sentía como si estuviera en una película, ni siquiera estaba al tanto de tantos famosos lugares que tiene Nueva York. También compré ropa con mis amigas y así empecé a descubrir mi propio estilo.
El segundo lugar que visité fue Myrtle Beach, en serio no tenía una gran expectativa más allá de ganar algo de dinero y viajar por la ciudad. Pero desde el primer día, ese lugar se convirtió en uno de mis lugares favoritos en el mundo. La ciudad durante el verano tiene un ambiente muy agradable y se siente como si la gente de todo Estados Unidos estuviera de vacaciones con el mejor humor.
Trabajé allí como mesera en un restaurante de pizza y fue muy divertido. Allí aprendí a ser rápida y productiva, los jefes y el personal son muy amables. Conocí personas que se convirtieron en mi familia. Cuando terminaba de trabajar iba a la playa con mis amigos en bicicleta; antes de ir a Myrtle Beach no sabía montar en bicicleta, pero ese lugar no sólo me enseñó, también aprendí que todo lo que quiero es posible si lo intento.
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